Objetivos:

  • Mostrar la importancia del oído para la comunicación.
  • Descubrir  la belleza de los sonidos que podemos escuchar
  • Descubrir cómo Dios me habla al corazón, me dirige palabras para hacerme feliz.

Actividades para trabajar en familia:

1.-Lectura del libro de Samuel (1 Sam 3,1-18)

Había una mujer llamada Ana que no tenía hijos. Por esta razón sufría y estaba triste. Un día fue al templo y le prometió a Dios que si le daba un hijo varón se lo consagraría a Él todos los días de su vida.

         Ana alcanzó el favor de Dios y dio a luz un hijo al que puso por nombre Samuel. A los pocos años lo llevó al templo para entregárselo a Dios. El niño Samuel entró así al servicio del Señor a las órdenes del sacerdote Elí que estaba ya viejo.

En aquel tiempo era rara la palabra de Dios, y no eran corrientes las visiones.

Cierto día, estaba Elí acostado en su habitación – sus ojos iban debilitándose y ya no podía ver – no estaba aún apagada la lámpara de Dios, y Samuel estaba acostado en el Santuario del Señor, donde se encontraba el arca de Dios.

Entonces el Señor llamó a Samuel: «¡Samuel, Samuel!».

         El respondió: «¡Aquí estoy!», y corrió donde Elí diciendo: «¡Aquí estoy, porque me has llamado».

         Pero Elí le contestó: «Yo no te he llamado; vuélvete a acostar».  El se fue y se acostó.

         Volvió a llamar el Señor:  «¡Samuel!»

         Se levantó Samuel y se fue donde Elí diciendo: «Aquí estoy, porque me has llamado».

         Elí le respondió: «Yo no te he llamado, hijo mío, vuélvete a acostar». Aún no conocía Samuel al Señor, pues no le había sido revelada la palabra de Dios.                                                                                                

         Por tercera vez llamó el Señor a Samuel y él se levantó y se fue donde Elí diciendo: «Aquí estoy, porque me has llamado».

         Comprendió entonces Elí que era Dios quien llamaba al niño, y dijo a Samuel: «Vete y acuéstate, y si te llaman, dirás: Habla, Señor, que tu siervo escucha».

Samuel se fue y se acostó en su sitio.

El Señor se presentó y llamó como las veces anteriores: «Samuel, Samuel». Respondió Samuel: «¡Habla, que tu siervo escucha!».

Y así fue, cómo Dios habló a Samuel, por primera vez.”

Pequeña reflexión sobre la historia de Samuel:

Dios habló a un niño llamado Samuel llamándolo por su nombre. Hoy te habla a ti y te llama por tu nombre. Escucha esa voz de Dios que pronuncia tu nombre con cariño.

2.- CANCIÓN: “Dios nos habla”   

Escuchamos la canción:

Para esta segunda sesión, los padres traéis un corazón en papel o cartulina. En él corazón vais a escribir alguna palabra de cariño dirigida a vuestro/a hijo/: “Te quiero”, “cariño”, etc.

Traéis el corazón los padres y lo tenéis guardado. En la parte final de la catequesis, se lo vais a entregar cada uno a vuestros hijos.

Esas son las palabras de cariño con las que Dios nos habla y se dirige a nosotros.